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Revisando las entradas de este blog, dedicado a nuestros animales preferidos, me he dado cuenta de que no tenemos ninguna que incluya misterios y teorías conspiranoicas. Hoy solventamos ese fallo.
Las ovejas son animales notoriamente tímidos y nerviosos, y pueden asustarse fácilmente. Pero qué misteriosa provocación podría haber hecho que miles de ovejas perdieran la cabeza a la vez ha desconcertado a los científicos durante años.
El primer pánico de ovejas ampliamente registrado ocurrió la noche del 3 de noviembre de 1888 en Oxfordshire. Alrededor de las ocho, decenas de miles de ovejas en un área de aproximadamente 200 millas cuadradas, alrededor de la ciudad de Reading, impulsiva y simultáneamente se volvieron locas. Rompieron sus corrales y viviendas y salieron disparados a los campos abiertos, destruyendo propiedades e invadiendo vallas mientras lo hacían. A la mañana siguiente los encontraron muy dispersos, a algunas millas de sus campos. Algunos de ellos todavía jadeaban de terror bajo los setos, y muchos se apiñaban en los rincones de los campos.
En una carta al editor de la revista Science-Gossip de Hardwicke, dos agricultores locales describieron el incidente, con la esperanza de que alguien pudiera ofrecer una explicación:
Ruego llamar la atención sobre una circunstancia notable que ocurrió en esta localidad inmediata la noche del sábado 3 de noviembre. Cerca de las ocho, las decenas de miles de ovejas plegadas en los grandes distritos de cría de ovejas, al norte, este y oeste de Reading, fueron tomadas con un susto repentino, saltando sus vallas, escapando de los campos. y corriendo de aquí para allá; parecía una perfecta estampida. El domingo por la mañana temprano, los pastores encontraron a los animales bajo los setos y en los caminos, jadeando como si hubieran sido aterrorizados. El alcance del suceso puede juzgarse cuando mencionamos que todos los grandes agricultores de Wallingford por un lado, a Twyford por el otro, han informado que sus ovejas estaban igualmente asustadas, y también es digno de mención que, con dos o tres excepciones, al norte del Támesis parece haber sido el principal afectado. No hemos escuchado, ni ninguno de los agricultores puede dar una explicación razonable de los hechos que hemos descrito. La noche era intensamente oscura, con ocasionales destellos de relámpagos, pero difícilmente pensamos que esta última circunstancia explicaría un efecto tan generalizado. Sugeriríamos que la causa sea la probabilidad de que se produzca un pequeño terremoto, pero quizás usted o algunos de los lectores de Science-Gossip puedan ofrecer una explicación más satisfactoria.
Se descartó la posibilidad de que se produjeran daños, ya que el área afectada era grande y habría sido imposible que los alborotadores llevaran a cabo un ataque coordinado en varias aldeas. La otra explicación fue una especie de fenómeno atmosférico que asustó a las ovejas. Pero esa noche no ocurrió ningún evento meteorológico extraordinario, como una lluvia de meteoritos o la explosión de un meteoro, excepto que fue “una noche muy oscura” con la posibilidad de algunos relámpagos. Pero, ¿la oscuridad y los relámpagos podrían haber provocado tal pánico entre las ovejas?
Los hechos se repitieron de nuevo al año siguiente, no lejos de Reading, y cuatro años más tarde, en 1893, se observó otro ataque de pánico entre las ovejas. Una vez más, el epicentro del ataque fue en Oxfordshire, en las partes norte y media del condado, pero sus efectos también se sintieron en los condados contiguos.
En la noche del 4 de diciembre de 1893, se produjo otro pánico muy notable entre las ovejas en las partes norte y media de Oxfordshire, que se extendió a las partes contiguas de los condados de Warwick, Gloucester y Berks. Los agricultores individuales al descubrir a la mañana siguiente que sus ovejas (casi todas las ovejas en esta parte del país están plegadas o «encerradas» en nabos en la tierra cultivable en esa época del año) se habían escapado durante la noche, y observaron que la condición de los corrales y vallas, así como de las propias ovejas en algunos casos, señalaron el hecho de que las ovejas estaban muy asustadas, naturalmente concluyeron que habían sido preocupadas por un perro; algunos, al ver que la oveja no mostraba signos de preocupación, concluyeron que solo se habían asustado, tal vez por un perro, tal vez por un zorro; otros se dirigieron a la policía. El resultado de cualquier investigación realizada por la policía, o en privado, o al mencionar el hecho entre vecinos, sin embargo, fue elicitar el hecho de que el pánico se había extendido por una gran extensión del país, y que a menos que se permitiera que todos los vecinos perros y zorros en el distrito se habían levantado con acción concertada simultáneamente y habían atacado cientos de bandadas en la misma noche, este intento de dar cuenta del pánico tendría que ser abandonado. El pánico fue entonces atribuido por todos los dueños de bandadas (excepto uno, que parecía muy reacio a exonerar a algunos niños cazadores de gorriones) a alguna causa atmosférica o meteórica, o a un terremoto.
Nadie escuchó la explosión de un meteoro, ni sintió un terremoto, y tampoco hubo nada extraño en el clima. Se volvió a discutir la idea de que la oscuridad desorientaba a los animales. El naturalista Oliver Vernon Aplin se interesó particularmente en el incidente de 1893 y lanzó una investigación completa, haciendo averiguaciones y hablando con testigos presenciales.
Probablemente, muy pocas personas han salido alguna vez en una noche realmente oscura, y es imposible para cualquiera que no haya tenido esta experiencia imaginar cómo es y la sensación de impotencia que causa. Que una densa oscuridad de este tipo se experimentó en la primera parte de la noche del pánico reciente (en un momento que coincidía con el que, hasta donde se sabía, la oveja huyó en estampida), fue probado por abundantes pruebas. Un informe decía que eran entre las 8 y las 9 de la noche. cuando llegó una oscuridad tan densa y densa que un hombre no podía ver su propia mano. Otro testigo escribió que poco antes de las 8 en punto había una extraordinaria nube negra que viajaba de noroeste a sureste, que parecía estar rodando por el suelo. La oscuridad duró treinta o cuarenta minutos, y durante ese tiempo fue como estar encerrado en una habitación oscura. Más tarde en la noche, mucho después del pánico, hubo varios relámpagos.
Aplin explicó que los animales ven perfectamente bien en las noches oscuras ordinarias, pero en las noches excepcionalmente oscuras cuando no se puede ver nada, los animales pueden sentirse atrapados y ser superados por una sensación de impotencia. Las ovejas apiñadas en pequeños corrales chocan entre sí o contra el comedero y se asustan. El primero en asustarse haría un poco de prisa provocando varias colisiones e iniciando un efecto dominó. En poco tiempo, el miedo a lo desconocido haría que toda la manada se precipitara enloquecidamente.
Todos se apresuraban, y su terror y los incentivos momentáneamente recurrentes y agravamientos en forma de colisiones solo desaparecían cuando las ovejas se habían escapado y estaban al aire libre, libres unas de otras y de sus comederos. y vallas. Si esta es la explicación del pánico, entonces es fácil entender por qué las ovejas plegadas tienen muchas más probabilidades de sufrir que las que yacen en campo abierto. La atmósfera pesada y opresiva que acompaña a la densa oscuridad, la susceptibilidad de las ovejas a la perturbación atmosférica y su disposición nerviosa y tímida tienden a aumentar el miedo que experimentan las ovejas. La causa del pánico es una nube que se desplaza tan bajo que (aparentemente) toca el suelo, las cimas de las colinas y el terreno elevado, naturalmente, serían los más afectados; y se observa que este es el caso, aunque localmente la dirección habitual seguida por tormentas eléctricas ha indicado una línea a lo largo de la cual las ovejas corrían en estampida en casi todas las granjas.
Si sabes inglés aquí tienes un vídeo sobre el tema
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